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Nazareth

De las espadas forjarán arados

(Isaías 2,1-5)

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén:
Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: "Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor". Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.

2 comentarios

Ricardo (II) -

Y es la paz con el enemigo, con uno mismo y con quienes le rodean, el primer paso para lograr esa vida fraterna.
Es el trabajo de los arados, que remueven la tierra que somos para poder plantar semillas que generen fruto, lo que nos transformará en nuevas personas.

Ricardo -

Lo que supera el paso del tiempo, como los clásicos de la literatura o de la música, ha tenido el acierto de satisfacer una inquietud común a las personas de distintas generaciones y culturas.
La mayor inquietud de todas, la vida como hermanos, fue vista por Isaías como lo más universal y eterno que podemos encontrar.