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Nazareth

El buen samaritano

(Lc. 10, 25-37; Mt. 22, 34-40; Mc. 12, 28-31)
Se levantó entonces un doctor de la ley y le dijo para tentarlo: "Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?". Respondióle Jesús: "¿Qué está escrito en la ley?¿Qué lees en ella?". Y le contestó:"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo". Y Jesús le dijo: "Has respondido muy bien, haz eso y vivirás".
Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: "¿Quién es mi prójimo?". Jesús respondió:
"Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó ý cayó entre ladrones, que lo despojaron, lo hirieron y se alejaron, dejándolo medio muerto. Un sacerdote bajaba por aquel camino, lo vio y pasó de largo. Igualmente un levita, que pasaba por el mismo lugar, lo vio y, tomando otro camino, pasó de largo. Mas un samaritano que iba de viaje, llegó donde él y, al verlo, se llenó de compasión; se acercó, le vendó las heridas, derramando en ellas aceite y vino; lo montó en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó de él. Al día siguiente sacó dos denarios y se los dio al mesonero diciendo: 'Cuida de él y lo que gastes de más yo, a la vuelta, te lo pagaré'".
"¿Quién de los tres te parece que fue el prójimo del que cayó entre ladrones?". Y él contestó: "El que se apiadó de él". Y le dijo Jesús: "Anda y haz tú igual".

4 comentarios

Ricardo -

(IV) Otros valores.
¿Amar al prójimo? ¿Parar por un desconocido? ¿Curar sus heridas? ¿Subirle a mi caballo? ¿Quedarse un día con él, cuidándolo, cuando voy de viaje? ¿Pagarle un techo? ¿Encargarme de sus gastos?...
Es más fácil amarme a mí mismo, seguir mi camino, solicitar cura para mis heridas, no bajarme del caballo, no retrasarme por nadie, dedicar mis ganancias a mi propio beneficio...
Pero Jesús no siguió el camino fácil. Removió la mentalidad de su época con valores que nos pillan, hoy también, a contrapié. ¡Dice que el sacerdote no paró!

Ricardo -

(III) Entrega.
Tras aclarar nuestra posición ante una situación que encontramos en el camino, actuamos.
En esa actuación vamos más o menos lejos, desde no hacer nada hasta ser muy radicales. ¿Eso está bien? ¿No deberíamos ser siempre radicales ante las injusticias, como lo fue Jesús?
No somos Jesús. Cada uno tendremos que dar en la medida de nuestras posibilidades.

Ricardo -

(II) Ambigüedad y discernimiento.
La situación que encuentra el samaritano requiere una actuación inmediata: un herido al que hay que atender rápidamente.
Los problemas habituales no son tan claros. ¿Ayudar al que viene buscando una vida mejor o devolverle a su país? ¿Compartir las riquezas o enseñar a ganarlas por uno mismo? ¿Dar una limosna al mendigo o que busque trabajo? ¿Amar al que me ataca o defenderme de él?... La vida contiene ambigüedad. Tenemos que hacer el esfuerzo de clarificar nuestra posición ante las situaciones que nos plantea.
¿Qué herramientas tienes para tu discernimiento?

Ricardo -

(I) ¿Qué y cómo?
Solemos tener muy claro el mensaje. Sabemos QUÉ debemos hacer para seguir los pasos de Jesús: "Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo". La teoría no deja lugar a dudas.
Las preguntas se nos plantean a la hora de llevar este mensaje a nuestra vida. Tener claro el CÓMO se ama y a quién ya no es tan fácil de ver. La práctica del mensaje plantea dudas. ¿Y cómo amo a Dios sobre todas las cosas? ¿Y quién es mi prójimo?
Posiblemente el miedo a salir de nosotros mismos nos pone estos "peros".